Día 8,
¿Alguien se ha dejado algo en el fuego?
¿Qué mejor
manera de empezar un día después de tener que dormir en la oficina, con el
miedo de sufrir represalias que recibir una visita de tu ex mujer?
Pues así
amanece para el agente Mathias cuando su ex esposa y hermanastra de Siobei se
deja caer por el cuartel para “ver como esta su querida hermana” y de paso
denunciar un persistente olor a grasa requemada que le molesta en el
vecindario. Uniendo cabos y teniendo en cuenta que el “agente” Porter parece
emitir este olor el E3 decide darse un paseo por el barrio. Pero antes los agentes tienen que sufrir las
iras del inspector Delft cuando descubre que pudieron capturar a Galerna y no
lo hicieron, a partir de ahora y riesgo de jugarse sus puestos, dicho incidente
es como si no hubiese ocurrido JAMAS.
El Golem de Aceite Brujo |
El rastro
conduce rápidamente a un almacén en el que un grupo de técnicos parecen estar
recogiendo uno laboratorio escoltados por un golem mientras depositan cajas en
un oxidado círculo de hierro en el cual se desmaterializan en unos
instantes. Los agentes preparan y
ejecutan una emboscada en la que el golem es el principal peligro pero se
percatan de que los técnicos están quemando pruebas. Por suerte, logran evitar
la destrucción de parte de los documentos y acabar con la máquina de guerra
propulsada por enormes cantidades de aceite brujo. En la documentación aparecen
instrucciones referentes a la alteración de jaguares con un motor de aceite de
almas y están firmados con una letra, “R.” Los técnicos por su parte, se desvanecen al cabo de
unos minutos evitando su interrogatorio mientras informan a los
agentes de que toda su actuación es un grave error y que no saben lo que están
haciendo.
Sin tiempo
para analizar en profundidad la documentación o donde han ido a parar los
técnicos, el inspector Delft destina al RH3 a cubrir el acto de Nevard Sechim
en Dawn Square. En una plaza abarrotada el equipo se despliega alrededor del
escenario donde el viejo vidente comienza a hablar. En ese momento unos
jaguares cubiertos de aceite negro surgen de unos círculos de hierro oxidado
desplegados por unos esqueletos disfrazados de druidas desatando el caos. A
duras penas y con casi todos sus compañeros abatidos, el agente Clint logra
acabar con el último de los jaguares, a pesar de lo cual malherido y enfermo
Nevard muere no si antes comunicar sus visiones, tanto las mas claras como las
mas confusas… el futuro se muestra mas incierto que nunca…
Día 9,
Culpables
La mañana
llega con el cielo de color blanco debido a la calima y la portada de los
principales diarios de la ciudad pregonando la visión de Nevard sobre la inminente
catástrofe en Cauldron Hill. Mientras los agentes disfrutan del café del mañana
comentado con sus compañeros las consecuencias de la declaración el
departamento de Contabilidad entrega el resultado del informe previo de los
papeles de la embajada con una información trascendental.
Una cuenta bancaria desde la cual se habían
pagado las adquisiciones de fábricas luego objeto de robos que el jefe de
seguridad Lebrix había investigado como una posible operación de contrabando.
Una fabricas, adquiridas además, por personas sin ningún tipo de conocimientos
empresariales, cuando directamente no son matones y delincuentes, algunos
asociados de Lorcan Kell.
Haciendo bueno uso de la máxima: “seguir el
dinero” para resolver un crimen el agente Stasi y el agente Helmut se dirigen a
la oficina del Real Banco de Risur (RBR) donde piden formalmente entrevistarse
con el director el cual les informa educadamente que no puede facilitar los
datos del titular de la cuenta si no es con una orden judicial. El agente Stasi
acto seguido se dirige a la puerta del banco en la que empieza a informar a los
ciudadanos que es posible que el RBR esté trabajando con delincuentes y que los
fondos depositados pueden ser incautados por la autoridad en cualquier momento.
Así que a lo mejor el banco se queda sin
dinero…
El revuelo que
se forma es considerable y el director del banco para evitar males mayores
accede informar del titular de la cuenta si Stasi se calla y avisa que de sus
superiores recibirán una queja formal. El titular de la cuenta resulta no ser
otro que el mismísimo Reed McBannin. Caras
de sorpresa y de incredulidad en los agentes, pero no hay duda posible y ahora
el extraño incidente bajando de Cauldron Hill y el mismo asalto sufrido en la
cima tiene una explicación mas sencilla.
En el cuartel
del RHC y ante la gravedad de las implicaciones políticas del caso el inspector
Delft medita sus opciones pero no ve otro camino que detener e investigar al
alcalde. Ordena al RH3 que investiguen la mansión para buscar más pruebas y
detengan a McBannin.
Esta imagen no ocurre nunca en la aventura pero | mola |
Con el sol del
verano todavía alto en el cielo los jardineros de McBannin arreglan el jardín
de la mansión donde el alcade, vestido con un batín sale a recibir a los
agentes de la ley y a desmentir su implicación en una conspiración. Les invita
a registrar su propiedad donde no encontrarán “nada”, en ese instante uno de los temblores de tierra que han
agitado Flint sacude la colina y un geiser de aceite de almas surge del suelo.
McBannin sorprendido envía a su mayordomo el Sr. Creed “a la reserva del
combustible” y acto seguido ataca a los agentes lanzando todo tipo de
maldiciones arcanas pero finalmente muerte el polvo entre charcos de aceite
necrótico. Los temblores sin embargo no
terminan y el aceite sigue fluyendo, hay que localizar el origen. En un viejo cobertizo un anillo de hierro oxidado
conduce a un sótano en el que un enorme motor propulsado por aceite de almas
dota de energía al complejo. Cuando
llegan al fondo, a una enorme piscina de aceite que parece a punto de desbordarse
mientras las tubería crujen por la presión, el mayordomo Creed aparece empuñando
una pistola de cromo.
Cylian Creed AKA Sr. Porter |
¡Es el agente Porter! Una criatura de sombras que afirma
ser un leal defensor del reino y que impedirá que unos estúpidos agentes del
RHC frustren sus planes. Acompañado de
dos jaguares corruptos acosa a disparos a los agentes mientras estos se
desplazan sobre las inestables plataformas sobre el depósito del aceite. Para empeorar la situación el agente Smithee
transformado en un grotesco zombi de aceite brujo se une a la pelea. A pesar de
que Helmut y Stasi casi son derribados al aceite, las valerosas intervenciones del
Dr. Veker acaban por inclinar la balanza a favor de los agentes de la ley. Una
vez reducidos los enemigos son capaces de detener el flujo de aceite y de
vaciar la reserva.
Cuando el
equipo regresa a la superficie se encuentran con que la jefa de la oficina del
RHC de Flint, Lady Margaret Saxby, acompañada de un nutrido grupo de agentes y
de un compungido Stover Delft están desplegándose sobre los terrenos de la
mansión. Ha decidido tomar cartas en el asunto directamente y a ser la cara
visible del RHC ante la prensa, mostrándose muy contrariada por que hasta el último
momento se le ocultase una operación de tanta importancia. Enfadados los
agentes son enviados de regreso a sus casas y citados en los juzgados de Flint
en dos días donde podrán interrogar a McBannin antes de ponerlo a disposición
Judicial.
El juicio, no
obstante jamás llegará a celebrarse pues el primer día de la vista McBannin mientras
está encerrado en su celda del juzgado pide un cigarrillo y tras fumarlo se
golpea dos veces contra los barrotes de acero rompiéndose el cráneo y el cuello
en el proceso. Siobei se apresura a intentar hablar con sus espíritu para
descubrir que ya no le es posible
contactar con el…
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